Cruz Salmerón Acosta

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“Entre tus ojos de esmeraldas vivas
... como entre dos cisternas pensativas
se ve del cielo la extensión serena”.


CRUZ SALMERÓN ACOSTA

(Cumaná 1892 – Manicuare 1929)




Con mucho acierto fue llamado "poeta del martirio". En colaboración con otro poeta cumanés, su gran amigo José Antonio Ramos Sucre, fundó la revista literaria "Broche de oro". Víctima del mal de Hansen, designación casi poética de la enfermedad conocida como lepra, se recluyó en Manicuare, un pueblo que creció a lo largo de la costa de la península de Araya y desde el cual se puede ver Cumaná, la capital del estado Sucre.  Allí, postrado en la cama, tuvo que dictar muchos de sus poemas cuando la enfermedad le impidió escribir. Su obra refleja la adversidad, la angustia y la restricción que le acompañaron durante su vida. Hoy en día, la casa de Cruz Salmerón Acosta, lugar de destierro físico y espiritual del poeta, aún convida al reposo para contemplar, desde la pequeña colina en que se encuentra, aquella costa que tanto amó y el ancho azul que insuflara a sus poemas toda esa carga de melancolía y desconsuelo. La casa es conservada por los jóvenes del Centro Cultural Cruz Salmerón Acosta con esmero y dedicación, un grupo de muchachos manicuareros dedicados a conservar viva la memoria del poeta y que celebran de manera especial el natalicio (3 de enero) y muerte del poeta. Además, han construido el Museo Cruz Salmerón Acosta en el lugar donde vivieron los padres del poeta.  


AZUL


Azul de aquella cumbre tan lejana
hacia la cual mi pensamiento vuela,
bajo la paz azul de la mañana,
¡color que tantas cosas me revela!


Azul que del azul del cielo emana,
y azul de este gran mar que me consuela,
mientras diviso en él la ilusión vana
de la visión del ala de una vela.


Azul de los paisajes abrileños,
triste azul de los líricos ensueños,
que no calman los íntimos   hastíos.


Sólo me angustias cuando sufro antojos
de besar el azul de aquellos ojos
que nunca más contemplarán los míos. 



PIEDAD

No era ni amor lo que ella me tenía;
era tal vez piedad, lástima era,
porque mi oculta pena comprendía
y ella se compadece de cualquiera.

Hoy que voy recobrando mi alegría,
animado quizás de una quimera,
se va tornando mucho menos mía,
como si ella ya no me quisiera.

Yo sí he formado de mi amor un culto,
y en tanto aquí mi juventud sepulto
y la aureola del martirio ciño.

¡No me quites, Señor; mi sufrimiento,
si es que habré de perder con mi tormento
la conmiseración de su cariño! 


MIRÁNDONOS


Entre tus ojos de esmeraldas vivas 
te miro el alma, de ilusiones llena, 
como entre dos cisternas pensativas 
se ve del cielo la extensión serena.

El colibrí de tu mirada riela 
sobre el agua enturbiada de mis ojos, 
y de tus célicas mejillas vuela 
un crepúsculo rosa de sonrojos.

Hilo por hilo la ilusión devana 
y urde sueños de fina filigrana 
la araña de mi vaga fantasía.

Porque cuando me miras y te miro 
sale volando tu alma en un suspiro 
y embriagada de amor cae en la mía.



CIELO Y MAR


En este panorama que diseño, 
para tormento de mis horas malas, 
el cielo dice de ilusión y galas, 
el mar discurre de esperanza y sueño.

La libélula errante de mi ensueño 
abre la transparencia de sus alas, 
con el beso de miel que me regalas 
a la caricia de tu amor risueño.

Al extinguirse el último celaje, 
copio en mi alma el alma del paisaje 
azul de ensueño y verde de añoranza;

y pienso con oscuro pesimismo 
que mi ilusión está sobre un abismo 
y cerca de otro abismo mi esperanza. 




Dos Vídeo bajado del portal youtube.com

Cruz Sameron Acosta





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